"Otra corriente importante dentro de los estudios que tratan de explicar la exogamia y los tabues del incesto arranca de la familia nuclear como dato primario y comienza por mostrar los efectos desorganizadores que podría tener la endogamia. EL PRIMERO QUE EXPLORÓ ESTA VÍA FUE CARL N. STARCKE (1901; ORIGINAL, 1889), QUE PENSABA QUE EL MATRIMONIO ENTRE HERMANOS O ENTRE MADRE E HIJO PONDRÍA EN PELIGRO LA AUTORIDAD DEL PADRE. Las teorías modernas de Malinowski y de Murdock recogen esta idea. Edward Westermarck (1891), que fue el más destacado oponente de las teorías de la promiscuidad original defendidas por Morgan, McLennan, Tylor y Lubbock, contribuyó al estudio del problema enfocándolo desde una perspectiva nueva e importante, LA PSICOLÓGICA S.Nst. Siguiendo a Darwin, Charles S. Wake y Starcke, sostuvo que la más antigua institución procreativa de la especie humana tuvo que ser alguna fórmula de emparejamiento, como las que se presentan YA ENTRE LOS PRIMATES E INCLUSO ENTRE LOS ORGANISMOS INFERIORES. Según Westermarck, existe una universal aversión al incesto basada en la repugnancia instintiva del ser humano ante las relaciones sexuales con individuos que se han criado juntos con él en contacto y vecindad inmediatos. Esta repulsión instintiva se impuso en toda la especie humana como consecuencia de que por selección natural las familias que se abstenían de relaciones sexuales en su propio seno (fuera de las que mantenían los progenitores) tenían mejores posibilidades de adaptación.
A través de la selección natural tiene que haberse desarrollado un instinto, como norma, lo bastante poderoso para impedir las uniones perjudiciales. Este instinto se presenta simplemente como aversión por parte de los individuos a la unión sexual con otros individuos con los que han convivido; y como en su mayor parte éstos son parientes consanguíneos, el resultado de esa aversión es la supervivencia de los más aptos (WESTERMARCK, 1894, p. 546).
La aceptación de la selección natural aminora considerablemente la distancia que separa a Westermarck de Morgan. Morgan no se refiere a ninguna aversión instintiva ante el incesto, pero si que dice, en cambio, que las ventajas de la familia punalúa "se llevan en la sangre", como todas las otras grandes innovaciones humanas. Tanto para Westermarck como para Morgan, las regulaciones del incesto en el clan y en la comunidad son extensiones externas de la prohibición de la unión entre hermanos. La sugerencia de Westermarck de la existencia de componentes biopsicológicos en los tabúes de la familia nuclear no puede en modo alguno despreciarse. Puede que se dé algun tipo de fijación o que, como ha supuesto Arthur Wolfe (1966), en el proceso mismo de la socialización exista algo que apoye las ideas de Westermarck sobre la incapacidad de las personas que se han criado juntas para disfrutar de una unión sexual."
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